En el dispensario trabajaban un médico y una enfermera especializada en primeros auxilios, quienes realizaban una labor fundamental en el cuidado diario de la salud y el bienestar de los niños contribuyendo a mejorar su calidad de vida. La actuación médica en el primer nivel, es decir, la medicina ambulatoria, cobra una especial importancia en África debido a que las condiciones medioambientales suponen un serio y permanente riesgo de complicaciones sanitarias para el paciente.

Se atendían a niños entre 3 y 14 años. A lo largo del año pasaban por el dispensario una media de 4.000 niños, siendo las enfermedades más comunes: paludismo, bronquitis, rinitis, otitis, cefaleas, conjuntivitis, cólicos, infecciones dermatológicas y heridas diversas de un total de 80 patologías que el dispensario tenía catalogadas.

En 2015 todos los niños del colegio, apróximadamente unos  700 (desde parvulario hasta la edad de 13-14 años) pasaron a ser atendidos en el nuevo Centro BIO-MED 3.